lunes, 23 de julio de 2012

CIENCIA A TEMPRANA EDAD

La comunidad científica mundial ha sido sorprendida este año por las noticias desplegadas por los medios de comunicación, incluyendo internet, que dan cuenta de descubrimientos científicos realizados por menores de edad que apenas están iniciando sus estudios de las ciencias naturales.
El sueco Linus Hovmöller Zou, a la edad de diez años, figura en un trabajo de investigación publicado en la prestigiosa revista de ciencias Philosophical Transactions, de la Real Sociedad Británica. Su experiencia adquirida con la resolución de sudokus, le ayudó a su padre, el profesor Sven Hovmöller, a descubrir la estructura atómica de un tipo de cristal llamado aproximante.

Clara Lazen, con sus tiernos 10 años, descubre una nueva molécula igual de potente a la nitroglicerina. La alumna de quinto grado de la escuela primaria Border Star Montessori en Kansas -Estado de Missouri, EE.UU.- encontró de forma accidental durante su clase de ciencias, una nueva molécula que puede almacenar energía.

Otra niña de 13 años, Mallory Kievman, halla cura para el hipo, superando así las recetas de los abuelos, quienes creían que era suficiente pegarse un susto, tomar un vaso de agua o besar una pared.

Shouryya Ray es un joven quien con 16 años ha sido capaz de resolver un enigma de la física planteado por Newton hace 350 años y hoy, gracias a él, se podrá calcular analíticamente con total exactitud. El misterio se trata del movimiento parabólico de un cuerpo teniendo en cuenta la gravedad y la resistencia del aire.



Menos TV e internet y más tiempo para pensar
Ejemplos como los anteriores indican la capacidad de pensar que tienen los niños y el fracaso de la escuela que con sus “métodos” limitan su deseo natural de aprender, coartan su fantasía y castran su apetito por cultivarse.
Linus, el niño sueco, no es adicto al televisor y mucho menos al internet. Él suele dedicar parte de su tiempo libre a pensar resolviendo sudokus y ha desarrollado la habilidad de solucionar con facilidad estos acertijos matemáticos. Conocedor de esa fortaleza, su padre lo invitó para que le ayudara a resolver un problema químico: ¿Cómo era la estructura atómica de un nuevo cristal?

El niño, sin las barreras metales de su padre ni los prejuicios que en muchos casos se constituye el conocimiento previo, asombró a su progenitor al lograr armar el rompecabezas que él estaba intentando organizar. Hoy, a su corta edad, ya figura en una prestigiosa revista científica: Philosophical Transactions, con el artículo titulado: “Structures of pseudo-decagonal approximants in Al−Co−Ni, y que fue firmado por él junto con su padre y dos coautores más.

Un ejemplo de lo que se puede hacer en clase nos lo enseña el profesor de Química, Kenneth Boehr, cuando pidió a sus discípulos de quinto grado que construyeran una serie de moléculas con sus kits de modelado. Como es obvio, no esperaba que realizaran algún descubrimiento científico, pero al acercarse al pupitre de Clara Lazen vio que había dispuesto al azar una combinación única de átomos de oxígeno, nitrógeno y carbono. El resultado fue una molécula que él nunca había visto.

Karen López, Florencia De Michele, Bianca Mengascini, Miranda Leguizamón, Silvina Ferrero, Berenice Moreno, Lara Zupanovich

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