martes, 21 de agosto de 2012

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GRACIAS A UN NUEVO TIPO DE CÓDIGO

Los químicos podrán obtener estructuras supramoleculares más complejas

   Los químicos podrán ser capaces de obtener estructuras supramoleculares más complejas gracias a una nueva investigación, publicada en 'Nature Chemistry', y llevada a cabo por la Universidad de Ginebra y el Centro Nacional de Recursos para la Investigación, en Suiza. El trabajo del equipo del profesor Stefan Matile, de la Universidad de Ginebra, ofrece un nuevo tipo de código que permitirá a los químicos superar ciertas limitaciones y acceder así a nuevos niveles de complejidad.
   Según el investigador Stefan Matile, si la química orgánica simplifica, a menudo, sus sistemas funcionales, es por la dificultad para construir y gestionar arquitecturas moleculares tan complejas como las producidas con tremenda eficacia en la naturaleza. El experto opina que el código genético es lo que permite a la naturaleza crear estructuras complejas. Matile señala que este código "es bastante simple, ya que se basa en cuatro bases -adenina, citosina, guanina y timina (A, C, G y T). Por otro lado, la estructura de doble hélice del ADN es también bastante simple, y la complejidad se debe, principalmente, a la transferencia celular de esta información de una etapa a la siguiente".
   Stefan Matile ha creído durante mucho tiempo que un código similar también existe en la química orgánica y está convencido de que ha logrado identificarlo con la ayuda de su colaborador, Edvinas Orentas. "Debo admitir que este trabajo es extremadamente complicado, fundamental y teórico", señala Matile, "pero también creo que es bastante revolucionario, sobre todo si somos capaces de ponerlo en práctica".
   Gracias a esta nueva investigación, los químicos orgánicos podrían ser capaces de prescindir de la construcción laboriosa de sistemas funcionales, átomo por átomo, y eslabón por eslabón. Ahora, el código les permitirá crear mapas bidimensionales, un desafío relativamente simple y manejable. Los sistemas tridimensionales, a continuación, se crearían mediante la transcripción de esta información programada; una transcripción que tiene una fiabilidad del 97%, muy cerca de la perfección.
   Ahora, el grupo de Stefan Matile tratará de poner este código en práctica, con el objetivo de producir materiales de superficie como los que se utilizan para fabricar células solares orgánicas, que imitan los procesos que intervienen en la fotosíntesis.

Florencia Sotelo

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